domingo, 9 de diciembre de 2012

La historia de un cascanueces

Esta es la historia de un cascanueces que hicimos entre muchos para gozo de Lumi, también conocido como el señor Muñoz. Había llegado ya el verano del año equis y debimos de cumplir la promesa de hacer un cascanueces para Lumi como escribimos al contar la historia del otro cascanueces de Juán y Deli. Esta historia será más larga porque tiene muchos días de trabajo y muchos viajes de ida y vuelta que algunos de ustedes ya se saben pero que otros ignoran o al menos eso pensamos nosotros.
   Ya el señor Muñoz se había traído el maletero del coche lleno de tablillas de las preciosas maderas de ébano, palo santo, sicomoro, palo rosa, boj, jacaranda y otros que había en el aula-trastero de la academia que teníamos en Valencia.
   Ya el señor Lumi había hablado con Pablo el de las puertas y ventanas en Salamanca (PASABE) y sólo faltaba mi llegada de vacaciones al pueblo para largarnos al taller de Pablo en el polígono equis donde fabricaba puertas, ventanas y marcos. En el taller mucho bullicio, mucho trabajo pero nuestro querido paisano, todo amabilidad, ponía la regruesadora y un oficial a nuestro servicio para hacernos nuestro trabajo y además nos invitaba en el bar durante su descanso para el bocadillo.
   Este trabajo de taller con maquinaria, esto de invitarnos en el bar y coger las maderas que necesitamos para el cascanueces y una mesa de lujo que también hicimos aquel verano y mucho más y patatín y patatán y etc y etc. Este ir y venir a Salamanca lo hicimos cinco o seis veces o más. Pablo solía decir en plan amistoso y de cachondeo que no teníamos dinero para pagar una factura correcta del trabajo efectuado.
   Toni nos visitaba muchas veces para ver como iba el trabajo y nos aconsejaba sobre la mezcla de colores para que resultase vistoso pero no chabacano como a lo mejor habría salido si lo hubiéramos hecho nosotros solos. También él fue el autor del diseño completo de la mesa, una mesa que, además de bonita, durará cientos de años y a pesar de su delicada apariencia es robusta como para poder bailar un zapateado encima de ella.
   El corte de tablillas con serrucho de mano era trabajo de Moisés porque Lumi no sabía serrar correctamente ni en rectas ni en curvas. Serrar bien a lo largo y ancho de una tabla puede hacerlo mucha gente pero en cuanto al corte del grueso sólo saben hacerlo unos pocos.
   Tenemos que decir en honor a la verdad y muy en favor del señor Muñoz que durante aquel verano del cascanueces fuimos testigos presenciales de lo bien que sabía partir el jamón, del cual nos sacaba un plato para la merienda y nos lo acompañaba de estupendos cubatas de las mejores marcas. Precisamente por esto, el señor Lumi puede decir con todo derecho que lo pagó bien pagado y por eso, porque lo pagó con jamón y cubatas y también porque lo hicimos para él con mucho gusto, siempre lo hemos llamado "El cascanueces de Lumi" pero no debe decir a sus amistades que lo hizo él y menos ponerlo por escrito en la revista. Que sirva este escrito de contrarréplica para conocimiento de todos los que leyeron el número anterior de SdB enlaermita.
   Lo decimos para los que lo hayan leído en la revista y no conozcan a Lumi, puesto que sus conocidos saben que no puede hacerlo y se cachondean cuando lo comenta.